Energía, alimentación y cambio climático: los nuevos desafíos.

Ing. Martín Fraguío

La humanidad enfrenta hoy tres desafíos de complejísima superación.

La Persona: Incluir a los cientos de millones de personas que no tienen acceso a las oportunidades del mundo moderno ni a los alimentos y la energía que necesitan para su adecuado desarrollo. En el caso del consumo energético del hombre vemos que no fue estimado el gran aumento en el consumo de energía que se iba a producir, sobre todo a partir del crecimiento de China e India que vienen aumentando su producto bruto e ingreso per capita muy aceleradamente y la inclusión de estas personas es algo inevitable.

La Producción: Cientos de millones de personas se van incorporando a la sociedad de mejor consumo y comienzan a requerir cantidades crecientes de productos como combustibles fósiles y alimentos que no estaban previstos y por esa razón es que vemos el aumento en los precios, sobre todo de los combustibles fósiles. Entonces encontramos que hay un gran desafío en la producción de los alimentos y de la energía necesaria.

El Ambiente: Lo que vemos también y esto se refuerza a cada semana, es que debemos producir esta energía pero evitando el apocalíptico daño al ambiente que se pronostica, generado por la quema de combustibles fósiles sin ningún límite. La atmósfera no resiste más emisiones de dióxido de carbono y otros gases responsables de provocar el efecto invernadero y generar el calentamiento global del planeta, amenazando la vida de todas las especies.

El consumo de energía es esencial para el desarrollo económico y social. Su demanda viene aumentando considerablemente a medida que los países en desarrollo expanden sus economías y superan la pobreza. El acceso a las fuentes de energía moderna es decisivo para resolver la pobreza y los problemas de educación, salud y empleo de las comunidades.

En estos días, menos de un 20% de la población mundial tiene acceso a la energía requerida para alcanzar los altos estándares de vida que gozan los países desarrollados. Para que los ciudadanos de los países en desarrollo logremos niveles de vida similares a los que gozan los habitantes de los países desarrollados debemos trabajar intensamente para mejorar la eficiencia en el uso, la diversidad y el desarrollo tecnológico de las fuentes de energía necesarias para el hogar, la industria, el transporte y la generación de electricidad.

Combatir la pobreza

Más de 100 mil millones de dólares gastan anualmente los gobiernos para subsidiar agricultores en los países desarrollados y hasta hace unos pocos años este monto alcanzaba los 300 mil millones de dólares. Estas políticas de subsidios masivos, que llevan más de 50 años de vigencia en el mundo, han tenido un efecto destructivo sobre la capacidad de los otros países para desarrollar sus cadenas agroindustriales y hacerse económica y socialmente autosuficientes.

En principio, han generado enormes excedentes de alimentos y materias primas como maíz, que son volcados al mercado mundial o transformados en otros productos como carne vacuna, leche en polvo, manteca o pollo, para llegar a los países en desarrollo en distintas formas.

El impacto del ingreso de estos productos en casi todos los países en desarrollo y su competencia desigual, ha significado la caída de áreas sembradas y, en muchos casos, la disminución de las capacidades productivas y transformadoras de esas materias primas en productos de mayor valor. Una realidad que acarrea el desempleo de millones de personas en muchos sectores de la sociedad, no solo en el agropecuario.

El papel de las Energías Renovables

La necesidad de buscar alternativas a los combustibles fósiles está permitiendo que estos enormes excesos agrícolas sean canalizados y que los países que no podían aumentar sus producciones de materias primas agrícolas como el maíz, el sorgo o la caña de azúcar hoy estén invirtiendo en la construcción de una nueva base alimenticia y de energía renovable.

Este extraordinario fenómeno de desarrollo agroindustrial se ve en todos los países en desarrollo del mundo. En cada uno de estos casos, se están desarrollando las tecnologías, las inversiones industriales, de ingeniería, de cultivo, y todos los aspectos necesarios para poder crear cadenas de valor donde antes solo había desempleo y desesperanza.

En este sentido, es notorio como todos los países del mundo que están llevando a cabo la sustitución de combustibles fósiles por energías renovables de origen biológico lo primero que hacen es fortalecer sus agriculturas para aumentar su producción y productividad y, en todos los casos, vemos aumentos de la disponibilidad de alimentos y forrajes como resultante.

¿Qué implican los Biocombustibles?

La producción de biocombustibles es un proceso biológico que genera un combustible líquido que sirve para alimentar a los motores de combustión interna.

En la visión actual del recambio de las fuentes de energía se ve claramente que no existe una energía mágica que vaya a reemplazar a los combustibles fósiles. Por el contrario, observamos que el uso de éstos se debe racionalizar de todas las maneras viables mientras se desarrollan todas las fuentes de energía alternativa (biocombustibles, nuclear, eólica, geotérmica, captura de carbono, hidráulica, solar, etc.).
Fuente: WBCSD

Un tema interesante para destacar es que cuando vemos como se compone la torta de combustibles usados en el transporte mundial nos damos cuenta que la mitad del combustible usado es nafta y solo un tercio es diesel. Eso explica porqué gran parte del mundo esta dedicada a la producción de etanol y una pequeña parte son los países que tienen programas de transformación de aceites en biodiesel.

Existe consenso acerca de que la fuente natural de energía de la tierra es el sol y que la forma más eficiente de captura de la energía del sol la realizan las plantas mediante la fotosíntesis. Los vegetales al hacer fotosíntesis capturan energía solar, dióxido de carbono del aire y agua para generar estructuras orgánicas que pueden servir como fuente de energía y por supuesto como materia prima para alimentarnos y forraje para los animales.

El sol también nos transmite su energía a través del agua que forma los ríos que circulan por usinas hidroeléctricas o el viento que puede generar electricidad moviendo molinos en las granjas eólicas, además de la energía directa del sol que calienta paneles de agua o activa celdas fotovoltaicas.

La visión

La solución para erradicar el hambre y la pobreza en los países subdesarrollados no está en la distribución de los excedentes de los países ricos sino en el desarrollo de estrategias locales, provinciales y nacionales para que los ciudadanos, desde los más alejados hasta los más céntricos, puedan tener acceso a las oportunidades de educación, salud y empleo.

¿Cómo se logra? Aprovechando los propios recursos, cultivando los suelos y creando las industrias y los servicios necesarios para crecer en forma sustentable.

En este nuevo esquema mundial la Argentina tiene una oportunidad increíble. Tenemos las fortalezas que hacen falta para desarrollar una nueva cadena agroindustrial enfocada en la energía renovable, liderada por la innovación tecnológica en ingeniería, agronomía, metalmecánica y comercio internacional. Estas herramientas son las que nos permitirán aumentar el área sembrada en las zonas más alejadas y menos competitivas y desarrollar nuevos cultivos energéticos, su biotecnología y su genética.

El mundo nos brinda la oportunidad de asumir un nuevo rol como proveedores de energías renovables para los usuarios de otras partes del mundo que no disponen de nuestros recursos naturales y también para desarrollar las tecnologías que esos países demandan.

Tras esta visión trabaja MAIZAR como cadena. Apoyados en el optimismo que nos da visualizar este nuevo camino que nos abre el mundo, para el cual Argentina tiene las herramientas y solo debe desarrollar estrategias público-privadas que involucren a todos los niveles, desde los Gobiernos (Nacionales, Provinciales y Municipales) hasta los actores en apariencia más pequeños de nuestra sociedad, detrás de una visión de país y un objetivo en común.

MAIZAR trabaja desde su fundación en este sentido, por lo que convocamos a quienes crean que el cambio es posible a acercarse y participar en la construcción de esta nueva realidad.